Felices fiestas a todo el mundo! Espero que estéis disfrutando de estos días!
Antes de empezar, os voy a explicar una pequeña revelación del porqué me ha parecido importante pensar en lo más destacado del año. Empecé a escribir el post de mi 2016, enumerando los logros personales que tanta fuerza y sensación de motivación me han traído. Dejé la «cabecera o introducción» de este post para otro día. Y resulta que entonces tuve un bajón. Sentía que todo el esfuerzo que ponía en conseguir mis objetivos (personales y laborales) no eran gran cosa comparados con los de otras personas con metas más «grandilocuentes» (según mi punto de vista en ese momento de frustración). Y de repente, no podía seguir escribiendo. Sentía que si acababa el post, lo haría de una manera poco sincera.
Dejé lo que estaba haciendo, y me pregunté ¿por que sentía lo que sentía? ¿Qué puedo hacer al respecto? Después de poner en orden mis pensamientos y reflexionar, volví a leer los logros que ya tenía escritos de los días anteriores. Y acabé con una sonrisa. Sí que había conseguido cosas este último año. Reconozco que el malestar no desapareció por completo, pero sí que desdramaticé la negatividad del momento.
A veces, cuando estamos hundidos se nos olvida lo bueno que hemos conseguido. Y por eso creo que es importante para uno mismo, hacer un repaso de nuestras metas, logros y acciones cada «x» tiempo. Para poder ser más conscientes de lo que sí tenemos. Y poder recurrir a ello en los momentos de más frustración, desmotivación o tristeza.
Nunca con otra intención que no sea poder mirar atrás de vez en cuando y sonreír, aquí dejo los míos: