No solía hacer la típica lista de resoluciones para año nuevo. Todas aquellas cosas que te proponías cumplir el siguiente año. Como ejemplo, tenemos a las clichés de toda la vida: que si ir al gimnasio, comer mejor, no gastar tanto, adelgazar…
Y no la hacía más que nada, por que no tenía una dirección o propósito marcado en el momento. Entonces, poco sentido tenía para mí, marcarme ciertas metas que no se alineaban con mi realidad.
Y es que aquí esta el truco. Una manera de que estos propósitos se cumplan a lo largo del año, es que nos aporten valor a nuestro día a día. Y pensando más a largo plazo, que nos aporten valor a nuestra vida.
Así que una pregunta que ayuda a clarificar un poco hacia dónde queremos ir es:
- ¿Cómo te gustaría verte dentro de cinco años? (Personalmente, laboralmente, socialmente … viviendo sola…)
- A continuación nos toca hacer un reality check. Comprobar que ese YO futuro sea realista. A todas nos gusta soñar, pero siempre hemos de tener metas ambiciosas pero acordes a nuestra realidad.
- ¿Qué pequeños pasos puedo ir haciendo día a día que me acercarán a ese objetivo?
Ya me contaréis chicas, a ver si con estas preguntas sencillas y la plantilla de hoy, os ayudo a sumarizar un poco vuestras metas para el 2018.